25 de set. de 2015

“Una requisa, negro”! sobre amnesia, privilegios y verdad racial en tiempos de cólera


Por Jaime Amparo Alves[1]

“Ser negro y consciente es estar en un estado de cólera permanente”
(James Baldwin)


El desahogo de CarlosAlberto Angulo Góngora, un hombre negro de 33 años, frente a patrulleros de la Policía Nacional que lo intentaban requisar en el centro de Bogotá, ha causado un gran debate en los medios de comunicación y medios sociales de Colombia. La sorpresa y alboroto en las redes sociales revela otro escándalo: el  privilegio racial de una sociedad civil indiferente a la condición infra-humana/sub-ciudadana de las gentes negras del país. Es como que de repente se descubrió que hay racismo en Colombia.  Y lo descubrió porque dos agentes de la policía hicieron en público lo que la sociedad hace diariamente con lo que uno puede llamar “el cuchillo suave”[2] del racismo cotidiano.

Colombia, como los demás países de America Latina, es un país brutalmente racista: los negros están subrepresentados en los espacios de privilegio y poder. La proporción de negros en las universidades públicas colombianas consigue ser más vergonzosa que la brasileira. Las cadenas de televisión mas parecen que están en Suiza con su obsesión en presentar  en las pantallas un país blanco. Según Afrodes (Asociación de Afrodescendientes Desplazados), de los más de 6 millones de desplazados por el conflicto armado, 2 millones son negros[3]. Departamentos como Choco y Nariño  registran indicadores sociales como analfabetismo, falta de acceso a la salud, desnutrición crónica ymortalidad infantil que deberían por lo menos hacernos todos llorar[4]. Informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, (CIDH) revelaba en 2009 que 27% de los adolescentes afrocolombianos no tienen acceso a la educación media. Ahora en 2015 la CIDH llamó la atención de las autoridades colombianas sobre la grave situación en las ‘zonas de conflicto armado’: el desplazamiento forzado, el asesinato y la violencia sexual siguen siendo una estrategia de guerra en contra de los territorios negros. El asesinato de Gilmer Genaro García Ramírez, en el último mes de agosto es solamente uno de los muchos casos de asesinato de líderes negros y negras en la región del Pacífico Colombiano[5].

Si es verdad que desde la abolición de la esclavitud, hace un siglo y medio, no hay discriminación formal en Colombia (en verdad el país es uno de los más progresistas en términos leyes que garantizan políticas multiculturales), la realidad muestra que el racismo no es una excepción como  nos quieren hacer creer los medios de comunicación con lo que le pasó a Carlos Angulo. Faltan negros en los espacios de poder y privilegio. Sobran negros trabajando en el ‘rebusque’ en las calles o en la servidumbre neocolonial en el empleo doméstico. La tensión racial, enmascarada en el discurso de la cordialidad, puede ser vista por ejemplo en el hecho de que taxistas de Bogotá seleccionan sus pasajeros de acuerdo con el color de la piel,[6] o, en lo que una socialite caleña lo dejó   escapar en entrevista a la revista espanola “Hola”, no somos racistas, “en Cali trabajamos con personas de color".[7]  O sea, “las personas de color” son bienvenidas…. Con tanto que sepan su lugar en el orden social. 

Foto del periodico "El Espectador" denuncia la discriminación racial en la capital colombiana. Foto: Luis Fernando Valencia

Amnesia y verdad racial

Carlos mismo dejó explicito que su ‘encuentro racializado’ con la policía no es una novedad. “Parece que este país no tiene ningún antecedente de racismo….si vemos la historia  de Colombia, ha sido racista, completamente racista con el pueblo negro. Ha esclavizado  por 350 años el pueblo negro y lo tiene en condiciones de vida parecida a 150 años  aun que nosotros seamos supuestamente, ante la ley, considerados hombre y mujeres libres”, dijo en entrevista a la Radio Minga Web. 

¿Por qué entonces el escandalo frente el video de un hombre negro siendo requisado por dos agentes de la Policía Nacional? Porque la sociedad no se escandaliza con los índices insidiosos de calidad de vida de la población afrodescendiente en la orilla del rio y en el casco urbano de ciudades como Cali, Buenaventura, Bogotá…? El vídeo llama la atención no por lo que es (un gesto mundano, ordinario, normalizado de una persona negra más siendo humillada en una calle de una ciudad cualquiera). El vídeo causa perplejidad a la sociedad civil blanco/mestiza porque no se esperaba que ‘el negro’ levantara la voz y rechazara ser víctima del racismo cotidiano. El video llama la atención porque la violencia de la policía es una violencia pornográfica, explicita, al contrario de la violencia cotidiana silenciosa en la cocina de las elites, la violencia de la representación estigmatizada de la infancia negra en los libros didácticos, en el asesinato de la auto-estima de los jóvenes negros en los medios de comunicación, la segregación espacial de las ciudades racialmente divididas.

Un paralelo perturbador con la realidad brasilera: en mayo de 2012, Paulo Sergio, un hombre negro, escaló el lastro de la bandera brasilera en la Plaza de los Tres Poderes, en Brasilia, gritando: “Brasil es una patria asesina! Brasil  mata a los negros!”. Su denuncia causó  alboroto semejante y fue  presentada en los medios brasileños   como un acto de trastorno   mental, aunque Paulo Sergio tenía  toda la razón. Entre 2002 y 2012 el país del futbol ha asesinado a 272,000 negros/as. En el nordeste brasileño, la tasa de homicidios de jóvenes negros es de 80 para cada 100,000, mientras que a de los jóvenes blancos es de 17/100,000[8]. Obviamente muchos de los asesinatos no tienen el envolvimiento  de la policia, aunque las fuerzas policiales de Brasil han asesinado a 11, 197 personas en los últimos diez años y 70% de estas eran negras[9].




Como en Colombia, la violencia homicida de las ciudades brasileras es también una violencia racializada que le roba años de vida a las personas negras. Como en Colombia, la sociedad civil brasileira responde con indiferencia a la tragedia diaria del racismo anti-negro. La condición negra es una condición tan precaria y a lo mismo tiempo tan ‘natural’que la reivindicación de ser ciudadano, presente en el gesto de Carlos Angulo y en la protesta solitaria de Paulo Sergio, no lo conmovió a nadie. Que Brasil sea una patria asesina de negros es algo tan natural que el dicho popular trágicamente reproducido hasta por las victimas del racismo es que ‘derechos humanos son para los humanos’ y que los negros son ‘elementos sospechosos’, y que los que reclaman son “acomplejados”.¿Alguna coincidencia con Colombia?

Luchar para ser incluido en la comunidad ‘humana’ (quiere decir, ser reconocido como humano) parece algo inconcebible para el siglo XXI cuando mirado desde la sociedad civil. Sin embargo, mientras otros grupos se organizan para luchar por derechos sociales  bajo categorías como “trabajadores”, “campesinos” y “ciudadanos”, los negros y negras (en Brasil, en Colombia, y en toda América Latina) todavía luchan por ser reconocidos como humanos. Esta es la distinción fundamental que ni mismo la mas progresista izquierda latino-americana ha comprendido. La condición negra es la condición paradigmática del “no-lugar”, o, utilizando una expresión cara a Frantz Fanon, los negros ocupan la “zona del no-ser”[10]. Raza tal vez no explique todo, pero raza sigue siendo una herramienta de dominación importante en nuestro régimen racializado de ciudadanía.

Es por esta lógica que uno puede entender el desahogo de Carlos Angulo frente a la interpelación racial: “una requisa, negro”. Obviamente que “negro” aquí no es solamente un adjetivo (cualquiera que sea la connotación empleada) es más bien un marcador fundamental de la distinción entre humano y no-humano, ciudadano y delincuente. Esa doble negación, ni derechos ni humanos, es lo que uno capta de la frustración y del grito de rabia de un “negro” detenido en su camino al trabajo, mientras los “ciudadanos” siguen libres ejerciendo su derecho de ir y venir. Las dos categorías “negros” y “ciudadanos” son irreconciliables porque la nación no es hecha para los negros/as. Como lo dice Carlos “nosotros los negros hemos hecho una enorme contribución a la construcción de la nación pero no respetan nuestra humanidad”. Este es el impase histórico para Colombia, para Brasil y para la América Afro-Latina. ¿ Donde situar a las gentes negras en el proyecto de la nación? En este sentido, los dos patrulleros de la Policía Nacional han prestado un servicio a Colombia: han expuesto la verdad racial que produce identidades patologizadas y sostiene privilegios en la tierra del realismo mágico.


Notas:



[1] Jaime A Alves es profesor de antropologia de la City University of New York/CSI y miembro del movimento negro en Brasil. Es también investigador asociado del Centro de Estudios Afrodiasporicos (Grupo Interseccionalidades)  de la Universidad Icesi. Email: amparoalves@gmail.com
[2] Por supuesto no es tan ‘suave’. Aun que en otro contexto, estoy tomando de préstamo la expresión a Arthur Kleinman y Veena Das. ‘Remaking a World’. U California Press.
[3] En “Afrodes Statement on Colombia Peace Process, disponible en http://colombiapeace.org/2014/06/26/afrodes-statement-on-colombia-peace-process/
[4] Para un reciente análisis de la condición racial en Colombia , ver por ejemplo el Boletin Polis/Universidad Icesi., ano 9, n.13.  Disponible en http://issuu.com/polisicesi/docs/boletinpolis_13_final_final/24?e=1176296/13116452
[5] OEA, ‘CIDH condena asesinato de líder afrodescendiente en Colombia’, disponible en http://www.oas.org/es/cidh/prensa/comunicados/2015/094.asp
[6] El Pais, “¿Hay un acuerdo ‘racista’ entre los taxistas de Bogota? Disponible en http://www.elpais.com.co/elpais/colombia/noticias/taxista-bogota-dice-presta-servicio-afrodescendientes
[7] La Semana, “La foto de la Discordia”. Disponible en http://www.semana.com/nacion/articulo/la-foto-discordia/250614-3
[8] Indice de Vulnerabilidade http://g1.globo.com/politica/noticia/2015/05/jovem-negro-tem-25-vezes-mais-chance-de-ser-morto-diz-relatorio.html
[9] La prensa. ‘Policía de Brasil mata a 11 mil 200 personas en cinco años’. Disponible en http://www.prensa.com/mundo/Brasil-Policia-mata-personas-anos_0_4070592901.html

[10] Frantz Fanon, ‘Black skin, white masks’. Grove press, 2008. Aqui estoy tambien en dialogo con la critica hecha por el movimiento teorico “afropesimismo” liderado por Saidiya Hartman y Frank Wilderson entre otros.

4 de set. de 2015

Narrativas da violência: a construção da masculinidade negra em "Cidade de Deus"


Voce já assistiu o filme "Cidade de Deus"? Como os negros e negras são representados na produção de Fernando Meirelles and Kátia Lund? Qual o impacto da representação patologica da gente negra no cinema brasileiro? Neste artigo explore algumas das artimanhas do racismo brasileiro. Argumento que o corpo dos homens negros é um campo polissémico no qual a dominação racial branca escreve significados patológicos como “bandidos”, “perversos”, inimigos da ordem publica. Por fim, a desumanização simbólica do corpo negro abre caminho para a sua eliminação física. Massacres nas favelas, portanto, são apenas uma outra face do mesmo script. Para ler o texto, Clique aqui!